La depresión y el estrés afectan nuestra salud emocional y generan todo tipo de consecuencias, como la falta de productividad en el trabajo y en las aulas, dolores musculares, disminución de la autoestima, aumento de la ansiedad y otros problemas graves, que van desde la pérdida de apetito (con lo que se originan otras enfermedades), daño neuronal y hasta la muerte.
Tener una salud emocional óptima significa que puedes comprender, superar y controlar estos problemas. Una persona con buena salud emocional es consciente de sus pensamientos, sentimientos, emociones, rutinas y comportamientos, capaz de hacer frente al estrés y a otros problemas que forman parte de una vida habitual. Además, poseen relaciones saludables con quienes los rodean.
Las emociones afectan directamente a tu organismo. Una persona muy ansiosa puede sufrir de presión alta o úlcera estomacal. Las emociones son respuestas psicofisiológicas que luego se transforman en sentimientos. Por ende, funcionan como “descargas” en un corto periodo de tiempo que, al combinarse con tu voluntad, tu experiencia y otros factores, dan lugar a los sentimientos.
Es así que una persona con buena salud emocional es capaz de regular estas descargas o emociones cortas sin perder el control para no verse afectada. Por ejemplo, al perder el empleo o desaprobar un curso puedes entrar en un periodo de ansiedad o depresión, o bien superarlo y comprender que es momento de un cambio para mejorar tu situación.
Hay algunos consejos prácticos que te servirán para mejorar tu salud emocional. Por ejemplo:
- Dormir lo suficiente, entre siete a ocho horas de sueño.
- Tener una correcta nutrición. Te dará más energías y mejorará tu estado de ánimo.
- Realizar ejercicio. Es una buena forma de liberar tensiones y ansiedad.
- Caminar por lo menos 15 minutos al día. Despeja tu mente de las cosas negativas.
- Limita los estimulantes como el café o las bebidas energéticas. A largo plazo tienen consecuencias negativas para tu organismo. También el alcohol o el tabaco.
- Adicionalmente, es importante conversar con la gente que te rodea y lograr un estado de paz, mantener el equilibrio entre tus responsabilidades diarias y las cosas que te gustan, y prestarle atención a tus sentimientos y problemas sin dejar que se acumulen. Si no puedes con ellos, debes acudir a un profesional de la salud.
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